En la actualidad la mascarilla cumple un rol fundamental, ya que protege nuestra boca y nariz ante cualquier contagio de coronavirus u otros virus. Sin embargo, el uso de ella altera la comunicación, tanto verbal como no verbal.
En primer lugar, el lenguaje no verbal forma parte intrínseca del proceso comunicativo, aporta credibilidad y solidez a nuestro lenguaje verbal.
Además, expresa nuestras emociones y gestos, por lo tanto, se pierde más de la mitad de información conversacional.
Lo anterior, puede afectar en el aprendizaje del habla en el niño, como también en la acústica vocal de cualquier persona.
La fonoaudióloga de Centro Médico Cetep, Andrea Castillo señala “los niños pequeños que se encuentran en pleno desarrollo del lenguaje y del habla, no serán favorecidos al momento de captar la expresión del otro que usa mascarilla, por lo tanto, en su cerebro no se activará con frecuencia las neuronas espejo”.
Las neuronas espejo son las responsables de la empatía y la interacción social con el mundo que nos rodea, y además son un referente importante para desarrollar desde los seis meses de edad.
Para tener en cuenta
Un aspecto para considerar es que los niños no tendrán la posibilidad de observar la boca del interlocutor, ya que se encuentra cubierta por completo con la mascarilla y esto obstaculiza el aprendizaje de los sonidos del habla.
La profesional de Centro Médico Cetep Sede Las Condes comenta que “Otra causa desfavorable del uso de mascarilla en la comunicación oral, es que disminuye la intensidad de la voz y la proyección vocal, por lo que dificultará escuchar el mensaje más aún si se encuentran en lugares ruidosos”.
Esta situación puede traer consecuencias para el receptor en la incapacidad de escuchar adecuadamente el mensaje.
Mientras que, para el emisor, será realizar un mayor esfuerzo vocal con el fin de ser escuchado y si este se mantiene en el tiempo, sumándole ruidos externos que interfieren en la conversación, puede finalmente generar alguna disfonía o patología vocal.